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Responsabilidad Social vs. ESG

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Desde hace un tiempo, comenzamos a encontrar empresas que adoptan ciertos criterios ESG en algunos productos o procesos, más no por ello ya agotaron toda su responsabilidad social.

En los últimos años, y este en particular, hemos visto cómo en el sector empresarial el concepto de ESG, relacionado a los temas ambientales, sociales y de gobernanza de las organizaciones, ha ido ganando adeptos, y que cada vez son más las empresas que cambian de estrategias de responsabilidad social a estrategias de ESG; así como también se han creado una serie de rankings, índices, estándares e iniciativas con un enfoque o alineación a criterios ESG.

En principio parecería que sólo es un cambio de nombre por uno que está de moda, y que aparentemente pudiera reflejar de mejor manera la amplitud de los temas cubiertos por la empresa, sin limitarlo a los temas sociales tradicionales, a los que erróneamente podrían acotarse con el de responsabilidad social.

Sin embargo, cuando hablamos de ESG por lo general nos referimos a una serie de criterios o factores ambientales, sociales y de gobernanza determinados, que la empresa adoptó o estableció para la medición de su desempeño en estos temas puntuales, sirviendo de referencia para inversionistas, calificadoras, autoridades o reguladores que requieren de esta información puntual para justificar sus decisiones con relación a la empresa evaluada, y que para ello, cada vez exigen mayor información que sea oportuna y confiable.

Por otro lado, la responsabilidad social, va más allá y busca generar un cambio en la cultura organizacional y en las operaciones de la empresa, a partir del conocimiento de los impactos, riesgos y oportunidades que ésta tiene en materia económica, social y ambiental, frente a todos sus grupos de interés, por lo que el alcance es mucho más amplio e implica la transformación del modelo de gestión del negocio hacia uno más sostenible.

Marco de referencia y medición

En este sentido, podríamos empezar a encontrar empresas que adopten ciertos criterios ESG en algunos productos o procesos, más no por ello ya agotaron toda su responsabilidad social. También hay que tener cuidado de no caer en el ESG-washing, o en la tendencia de etiquetarse bajo criterios de ESG de manera superficial, y sin profundizar en los temas de mayor impacto, ni en su gestión de manera integral, y no sólo en las operaciones directas sino a lo largo de toda la cadena de valor de la organización.

Y si bien la responsabilidad social puede ser el paraguas o el gran marco de referencia para la sostenibilidad corporativa, los criterios ESG pueden ser la herramienta para su medición cuantitativa, que atienda los requerimientos de información de ciertos públicos ávidos de estos datos. De esta manera, responsabilidad social e ESG pudieran ser conceptos complementarios o parte de un todo integral que se oriente hacia la sostenibilidad de la organización.

En resumen, independientemente de si la empresa sigue usando el nombre de responsabilidad social o ha cambiado por el de ESG, lo importante es todo lo que hay detrás de esto, no el nombre en sí, sino la manera de gestionar integralmente todos los temas que esto conlleva, desde una identificación o diagnóstico, hasta la planeación, ejecución, medición y los procesos de mejora continua, sin dejar de lado la comunicación y la rendición de cuentas hacia los diversos públicos interesados.

Es inevitable que estos temas sigan madurando y que con su evolución vayan surgiendo nuevas corrientes, posturas o conceptos que de una u otra manera están relacionados, pero que no siempre se refieren a lo mismo.

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