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Reciclables, biodegradables y compostables, ¿Cuál es la diferencia?

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Para lograr que los productos elaborados a partir de estos materiales puedan cumplir su ciclo de vida e impactar positivamente en el medio ambiente, es importante identificar qué factores los hacen diferentes entre sí. Aquí te contamos:

Consumir productos con etiquetas de sostenibilidad se ha convertido en una tendencia que responde al interés de las personas por aportar al cuidado del medio ambiente y al desarrollo social. En el mercado, es cada vez más común escuchar sobre productos elaborados a partir de materiales reciclables, biodegradables y compostables; sin embargo, no todos cumplen la misma función sobre el medio ambiente y sus procesos de elaboración y desecho son distintos.

Reciclables

Los materiales reciclables son aquellos que, tras pasar un proceso de tratamiento y transformación en una planta especializada, pueden tener una segunda vida y reutilizarse.

Para reutilizar los materiales reciclables, como el plástico o el vidrio, es importante desecharlos en los contenedores indicados y separarlos de los residuos orgánicos; de lo contrario, el tratamiento y transformación de los materiales se convierte en un proceso complicado y costoso o terminan como residuo en rellenos sanitarios. La mayoría de estos materiales pueden tardar más de 100 años en degradarse. 

Estos materiales son comúnmente utilizados para empacar alimentos, bebidas o medicamentos. Además, por sus características, son ideales para el envío de productos. Los consumidores deben evitar que estos materiales lleguen a vertederos y no puedan ser aprovechados.

Símbolos que permiten identificar si un producto es reciclable:

Biodegradables

Son envases o productos fabricados con materiales que, por acción de elementos biológicos como el agua, el sol o las bacterias, se descomponen químicamente de forma natural. Esta degradación supone que la sustancia en cuestión se descompone en los diferentes elementos químicos que la formaban. Los elementos biodegradables vuelven a la tierra y son procesados por microorganismos como bacterias u hongos.

El tiempo que tarda en descomponerse varía de acuerdo a sus componentes. Por ejemplo, las cáscaras de las frutas pueden biodegradarse en unos pocos días, el papel tarda unos meses, y otros elementos no son biodegradables en el corto o medio plazo, como el vidrio o plástico.

Símbolos que permiten identificar si un producto es biodegradable:

Tomado de: www.vecteezy.com

Compostables

Este tipo de envases están fabricados o compuestos por materiales que van un paso más lejos que los materiales biodegradables. Además de degradarse, al descomponerse se convierten en material orgánico a partir de los elementos químicos con los que están fabricados. 

Cuando algo es compostable, significa que, además de que se biodegrada, también lo hace dentro de una cierta cantidad de tiempo y bajo ciertas condiciones, convirtiéndose en lo que se conoce como “compostaje” o “compost”. Se trata de materiales que pueden volver a la tierra y aportar nutrientes tras su descomposición.

Algunos elementos, además de los residuos orgánicos que producimos a diario, se están elaborando a base de materiales orgánicos, por lo que requieren un proceso de eliminación diferente y separado de los residuos reciclables. Ya que estos materiales vuelven a la tierra de forma natural, la mejor forma de desecharlos es a través de composteras o junto a los residuos orgánicos. Sin embargo, no todos los productos compostables requieren del mismo proceso, ya que algunos solo se logran compostar en un menor tiempo a través de procesos industriales.

Símbolos que permiten identificar si un producto es compostable:

Tomado de: www.bio-fed.com

Los productos elaborados a partir de componentes biodegradables, reciclables y compostables tienen requerimientos diversos entre sí. Como consumidores, es importante reconocer de qué material están elaborados los productos e identificar cuál es el correcto manejo de los residuos. Aquellos elementos no biodegradables, deben desecharse adecuadamente para alargar su vida útil y evitar que lleguen a vertederos y contaminen fuentes hídricas. Para los biodegradables y compostables, resulta preciso separarlos de los residuos reciclables y arrojarlos en contenedores que tengan las condiciones adecuadas para cumplir con su proceso de biodegradación o compostaje.

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