Así como los productos, los emprendedores también se construyen y evolucionan hasta convertirse en empresarios y líderes. ¿Cómo saber si va por ese camino? Le contamos.
En el emprendimiento hablamos todo el tiempo de producto mínimo viable y de rápida experimentación y aprendizaje. Y la realidad es que no solo se trata de producto, de hecho los emprendedores cumplimos esas mismas características cuando iniciamos en la carrera de crear una empresa: somos un proyecto de empresario, un experimento, un empresario en evolución y nosotros, si nos entendiéramos como un producto, somos el resultado de miles de experimentos, experiencias, conocimientos y relaciones que vamos adquiriendo en el camino.
El concepto de producto mínimo viable, es un concepto muy utilizado y conocido en el ecosistema, pues todos los emprendedores sabemos que cuando construimos un producto tenemos que mejorarlo con el tiempo y ser recursivos en la creación de la primera versión. De hecho, el primer producto no debe tomar mucho tiempo ni muchos recursos, pero debe lograr resolver un problema que tienen nuestros usuarios y que es un problema que atiende un gran mercado.
Lo mismo debería suceder con los emprendedores y de hecho, estudiandolos y trabajando dia a dia junto a ellos, creo que los grandes casos de éxito cumplen con esto, son una primera versión de emprendedores al iniciar y con el tiempo evolucionan hacia convertirse en grandes empresarios y líderes.
Así como Facebook no empezó el día uno con el producto que hoy todos conocemos y usamos, ningún emprendedor exitoso inició el camino del emprendimiento siendo esa versión que hoy en día conocemos y admiramos. Ha sido un producto construido por muchos años. Si somos recursivos construyendo nuestra primera versión de producto, deberíamos serlo también con nuestra primera versión como futuros empresarios.
Las características de un emprendedor mínimo viable
Antes de desglosar algunas de las características que considero fundamentales en los emprendedores, creo que es muy importante desmitificar lo que muchos afirman sobre los emprendedores al decir que somos únicos y heroicos. En realidad no lo somos, nadie nos debe nada y aunque se podría decir que tenemos personalidades diferentes, no podemos seguir afirmando que los emprendedores somos los visionarios del mundo, simplemente estamos en una industria en crecimiento y por ende con grandes oportunidades de crecer y evolucionar.
Creo que es cierto que podemos tener algunas diferencias al compararlo con otras profesiones, pues somos más rebeldes, apasionados y determinados por lo que hacemos, pero en muchas otras profesiones las personas también pueden serlo, así que esto no nos hace únicos y especiales.
“Un emprendedor mínimo viable inicia siendo inexperto e ignorante en un gran mercado, pero su labor para evolucionar se centra en aprender de cero y construir conocimiento”.
Para entender al ADN emprendedor me gusta pensar en un emprendedor mínimo viable como un carro que inicia en un punto y recorre un camino para convertirse en un gran empresario. Si lo entendemos como un carro, todo emprendedor mínimo viable comparte unas características que hacen que el carro funcione y recorra dicho camino, empezando por lo que yo llamo el motor central, que es la alineación entre la pasión, el pensamiento enfocado en el crecimiento y la capacidad de ejecución.
Estos tres puntos parecen ser tres características cliché y bastante lógicas, pero con el tiempo he podido identificar que aunque muchos hablan de esto, pocos entienden lo que significa. Por ejemplo, cada vez que evaluamos un equipo para nuestros programas en Rockstart, todos hablan sobre la pasión que tienen por lo que hacen, sin embargo yo creo que más allá de tener amor por lo que se hace, un emprendedor mínimo viable tiene una obsesión por crear algo enorme y no necesariamente es quien se levanta pensando en cómo cambiar el mundo. Y por esto, ese deseo de construir por sí solo no funciona, necesita de ejecución y pensamiento en grande, pues solo así es que se pueden construir grandes empresas con grandes líderes.
Las ventajas de ser inexperto, pequeño y no tener presupuesto
Es evidente que cada vez más los emprendimientos son quienes revolucionan las grandes industrias y las empresas con mayor experiencia y presupuesto son quienes se quedan atrás. Hoy hay muchos ejemplos de esto, desde Airbnb o hasta un caso más reciente y cercano al contexto latinoamericano, Nubank. Esto se debe a que los emprendedores al tener menor experiencia tienen menos sesgos y son mucho más ágiles, lo que les permite evolucionar y crecer sus empresas de una manera más rápida.
En Colombia hoy existen varios ejemplos de esto como lo son Rappi, Merqueo y Tappsi, los tres casos en industrias tradicionales con empresas que han dominado el mercado por muchos años. Para muchos podría sonar ilógico y si devolviéramos el tiempo nadie creería que tres equipos emprendedores que iniciaron con pequeñas empresas podrían ganarse un mercado tan competido como estos.
Sin embargo, ejemplos como estos tres evidencian que en cierta medida la falta de experiencia resulta ser una gran ventaja al innovar, pues en definitiva se pierden muchos miedos y esto beneficia al emprendedor, pues se tiene mayor confianza y optimismo al enfrentarse a un gran problema.
Ahora, la inexperiencia al principio es una gran ventaja, pero con el tiempo es algo que se pierde y el emprendedor debe continuar su camino de aprendizaje. Claro, en el camino todos nos estrellamos, pero entre más camino se ha avanzado es más difícil dejarlo. Por esto, un emprendedor mínimo viable inicia siendo inexperto e ignorante en un gran mercado, pero su labor para evolucionar se centra en aprender de cero y construir conocimiento para encontrar soluciones eficientes y recursivas.
Capital relacional
Así como los emprendedores construimos nuestros productos y nuestra forma de liderar el mercado, un componente esencial para la evolución hacia ser grandes empresarios son las relaciones. Comúnmente cuando se habla de las relaciones suele haber un gran malentendido, pues en el ecosistema se ha vendido el tema del networking y los eventos como un must para emprender y aunque algo tiene de cierto, la realidad es que de los eventos y del networking solo queden algunos contactos, no relaciones.
Para ser aún más explícito, siempre me gusta poner un ejemplo, todos podemos tener un celular o un Linkedin lleno de contactos, pero la métrica real no debería ser cuántos contactos tenemos, sino cuántos de ellos hoy nos contestan un mensaje. Probablemente quienes nos contestan un mensaje cuando los necesitamos, es con quienes hemos construido una relación. Es así de sencillo, todos los emprendedores necesitamos rodearnos de personas y emprendedores que puedan sumarle valor a nuestras empresas, pero que esto suceda debemos esforzarnos en crear relaciones, no en intercambiar contactos.
En todos los programas de Rockstart siempre surge una iniciativa de intercambiar contactos entre todas las empresas, algo que a simple vista pareciera ser una gran oportunidad. Lo que no es tan lógico es que el intercambio de números, correos y nombres no funciona y en realidad no hay nada más valioso que poder tener una relación con un mentor o un inversionista que nos pueda ayudar en el camino, pero si constantemente compartimos nuestros contactos, estaremos debilitando las relaciones creadas previamente. De hecho, hay un dicho muy popular que dice que si los emprendedores queremos inversión debemos ir a pedir consejos, de eso se tratan las relaciones, no solo de transacciones.
Esto sucede para todos los actores, desde los inversionistas hasta los mismos corporativos para negocios B2B. Un emprendedor mínimo viable necesita enfocar parte de su tiempo en construir relaciones y para esto es que las aceleradoras funcionan mejor, pues cualquier emprendedor que pase por un programa con buenos mentores, al final debería haber logrado construir una buena relación con sus mentores.
Ahora, este es un tema que no se trata únicamente de eventos, he conocido emprendedores que como KPI se ponen el número de eventos a los que asisten mensualmente, pero cuando queremos construir una gran empresa necesitamos tiempo, y por esto deberíamos optimizar nuestras agendas y pensar únicamente en los espacios que nos generarán valor real.
Por último, los grandes casos en el emprendimiento no se construyen de la noche a la mañana, pasamos por diferentes equipos, muchas veces por diferentes cofundadores y en realidad solo la experimentación en el tiempo es la que nos permite construir grandes empresas. Pero de nuevo, la experimentación no solo se reduce a nuestro producto, la experimentación aplica en cada área, experimentar para ser mejores líderes, experimentar para tener mejores relaciones, experimentar para construir mejores empresas y experimentar para ser mejores empresarios.
Al respecto de este tema llevo más de 14 meses desarrollando un nuevo proyecto, la publicación de un libro dirigido a emprendedores y al ecosistema de emprendimiento en general. Este libro se llama ‘Emprendedor mínimo viable‘ y está enfocado 100 % en las características y habilidades a desarrollar por los emprendedores en esta ruta de aprendizaje que se llama emprender. En parte lo he basado en mi experiencia cómo emprendedor, y cómo director de una aceleradora internacional en la cual hemos evaluado más de 4.000 emprendimientos y hemos acelerado 70, invirtiendo en 40 startups que hoy hacen parte del portafolio de Rockstart Latam.
Via @forbescolombia