El uso de este fertilizante aumenta producción de frutos en cultivos de tomate en comparación a los que tenían productos químicos
La vinaza es un subproducto líquido que queda del proceso de la fermentación y destilación de la caña de azúcar. De acuerdo con la Universidad Nacional de Colombia, Unal, se estima que la agroindustria azucarera produce hasta tres millones de litros diarios. Con el fin de darle una utilidad a este producto, que estaba siendo desaprovechado, investigadores de la universidad encontraron un alto potencial para producir fertilizante natural que revitaliza las plantas y aumenta su producción.
Se trata de una investigación liderada por Juan Carlos Higuita Vásquez, profesor titular del Departamento de Ingeniería y coordinador del Laboratorio de Investigaciones en Ciencias Biológicas y Moleculares, y Sebastián Pineda Pineda, magíster en Ingeniería – Ingeniería Química.
“Aunque las vinazas de caña son altamente contaminantes debido a su salinidad y contenido de nutrientes, como nitrógeno, fósforo, potasio y calcio, hemos demostrado que, mediante un adecuado proceso de laboratorio, es posible convertirlas en un producto enriquecedor para el cultivo de plantas, generando así un valor agregado”, explicaron los investigadores.
Los investigadores evidenciaron que la aplicación de fertilizantes químicos en los cultivos, además de ser un camino no sostenible, erosiona el suelo, altera el Ph y afecta la salud de las plantas, perjudicando toda la cadena productiva.
Para obtener esos resultados, se trabajó de la mano de la empresa azucarera Ingenio Mayagüez, ubicada en el municipio de Candelaria, Valle del Cauca, con el objetivo de obtener la vinaza de caña de azúcar. Mientras que la parte experimental la realizaron en los invernaderos del Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, ubicados al sur de Manizales, en cultivos de tomate.
De acuerdo con los investigadores, se realizó un cultivo de microorganismos en un agar, con capacidad de fijar nitrógeno atmosférico en forma de amoníaco, para ser aprovechado por las plantas como nutriente esencial. Luego se introdujeron las bacterias en un matraz con cantidad diluida de residuo de caña.
Para la obtención del biofertilizante, se trasladó la mezcla a un biorreactor, el cual la agitó a 32 °C en cinco litros de sustancia durante un día y después se llevó a un tanque más grande de 1 litro. “Las bacterias en ese estado de mezcla generan hasta 200 partes por millón (ppm) de fitohormonas, una suma importante para el estudio, ya que es una cifra constante para usar sin problema alguno en las plantas”, destacaron.
Prueba de eficacia en cultivo de tomate
Tras su aplicación en el cultivo de tomate, los investigadores descubrieron que, aquellas plantas que tenían el biofertilizante aplicado, no fueron atacadas por la mosca blanca, plaga que disminuye los índices de productividad.
Además, su uso aumenta alrededor de 15% el crecimiento de los tomates de mesa, con un peso promedio entre 120 y 300 gramos, produciendo más frutos en comparación a las que se les aplicaba fertilizantes de origen químico.
Según ellos, el fertilizante natural se debe aplicar tres veces al día y se puede usar de forma radicular. En las raíces a través de goteo a la raíz de la planta, o foliar, en forma de aerosol sobre la planta.
Los estudios también se trasladaron al campo de la floricultura, haciendo pruebas con flores de girasol, las cuales tuvieron una vida en anaquel de más de 12 días. Actualmente, después de que la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, le otorgara la patente de invención al producto, se está probando su eficacia en forrajeras como cilantro, perejil, albahaca, y en cultivos de aguacate y maíz.