El simple hecho de fomentar la producción y el consumo local, pueden ser de gran ayuda para detonar la reactivación o el desarrollo económico, a la par del bienestar social de la localidad.
Una de las tendencias que se ha ido observando en los últimos años como parte de las estrategias de sostenibilidad o responsabilidad social de las empresas, así como en las preferencias de algunos segmentos de consumidores, es la incorporación de esquemas de producción y consumo local.
En ambos casos, la motivación puede ser muy variada e incluir criterios económicos como el ahorro en costos de almacenamiento y distribución; sociales como el apoyo al desarrollo de comunidades o pequeños productores locales; ambientales como la reducción de la huella de carbono del producto en cuestión; o una combinación de todos ellos, en mayor o menor medida.
Pero independientemente, de cuál sea el motivo, el simple hecho de fomentar la producción y el consumo local, pueden ser de gran ayuda para detonar la reactivación o el desarrollo económico, a la par del bienestar social de la localidad, al preferir los productos y servicios que provienen de pequeños productores o de productores locales, y que por diversos motivos, pudieran encontrarse en una situación de vulnerabilidad o simplemente no tener oportunidades de acceso a canales de venta y distribución de sus productos.
Esta no es una decisión sencilla, ya que no basta simplemente con tener la intensión de apoyar la producción y el consumo local, sino que deberá definirse una estrategia para ello que permita integrar a este tipo de proveedores como parte de su cadena de suministro, con quienes posiblemente se tendrá que trabajar para llevarlos al nivel óptimo que la empresa requiera, y asesorarlos continuamente conforme se les va desarrollando desde el nivel inicial en el que se encuentren, incluso en algunos casos invirtiendo en ellos.
Desarrollo económico y bienestar social
Este compromiso con la comunidad puede ser parte de la responsabilidad social de la empresa y como tal, deberá ser difundido hacia sus clientes o consumidores, con la intensión de generar en ellos también una conciencia frente a la relevancia que pueden tener estos temas, lo cual a su vez, pudiera redundar en una mejor imagen, mayor reputación o incluso mayores ventas, cuando éstos se solidarizan con el apoyo local brindado por la empresa.
De manera individual, también existen diversas formas en como las personas pueden impulsar la producción y el consumo local, las cuales van desde los huertos para autoconsumo o comunitarios, como la compra de este tipo de productos en ferias, mercados, tianguis o pequeñas tiendas locales, o en aquellas que apoyen a alguna comunidad en situación de vulnerabilidad.
Con estos esquemas, vemos que todos pueden ganar, desde los productores locales, y las empresas que los apoyan, hasta los clientes o consumidores que prefieren y consumen este tipo de productos con una contribución positiva en lo económico, social y ambiental para su entorno y las comunidades cercanas, fomentando y fortaleciendo así cadenas de valor socialmente responsables, con un enfoque local, que en su conjunto también pueden incidir en objetivos globales, como el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 12 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que busca garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles al tratar de desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenibles, así como mitigar la pobreza y transitar hacia economías verdes y con bajas emisiones de carbono.